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El testimonio de Eva Daniela Donda, en el juicio por la apropiación de su hermana Victoria

Eva Daniela Donda tenía apenas algunos años de vida cuando su mamá y su papá fueron secuestrades, a principios de 1977, en plena dictadura cívico militar. Esta mañana, y por primera vez en el marco de un juicio de lesa humanidad, contó cómo transcurrió su vida desde entonces, criada por su tío paterno, Adolfo Donda, genocida de la ESMA y único acusado en el debate de la apropiación de Victoria Donda Pérez, nacida en ese centro clandestino, robada a su madre, apartada de su familia biológica y criada como hija propia por el prefecto y represor Juan Antonio Azic. Su versión de los hechos fue la del acusado.

El presidente del Tribunal Oral Federal 6 de CABA, Ricardo Basilico, la habilitó para ingresar a la sala SUM de los tribunales de Retiro y Eva Daniela se sentó detrás del micrófono. Dijo que “no” sabe en dónde estaba el 28 de marzo de 1977, cuando su mamá fue secuestrada en la Plaza de Castelar. Según el registro de Abuelas de Plaza de Mayo, ella estaba al cuidado de su abuela materna, Leontina Pérez. La testigo puso la mayor distancia que pudo del organismo de derechos humanos que nació para buscar a les bebés apropiades durante el genocidio. Bebés como su hermana. Leontina fue una de las fundadoras de Abuelas, pero Eva Daniela sostuvo que ella “siempre” pensó que su abuela materna “participaba de Madres de Plaza de Mayo”.

Cuando cumplió 4 años, quedó “viviendo fijo” con su familia paterna. “Con mis tíos –Graciela y el acusado– nos veíamos todos los fines de semana”, aclaró. Después del fallecimiento de sus abuelos, la testigo pasó a vivir con sus tíos y sus hijos. Para entonces la dictadura había terminado, ya había pasado el Juicio a las Juntas, ya regían las leyes de impunidad.

El cuestionario de la Fiscalía apuntó a saber qué y cuándo supo la testigo sobre la desaparición de sus padres María Hilda «Cori» Pérez y José María Laureano Donda, del embarazo de Cori, de la existencia de su hermana. Fue incisivo, Eva Daniela reaccionó con monosílabos y respuestas cortas. El fiscal Pablo Parenti insistió. “Mataron a mi mamá, a mi papá y me robaron a mi hermana. Son temas que me generan mucho dolor por los cuáles no estaba preguntando todo el tiempo qué había sucedido. Quizá lo lamento porque hubiera actuado de otra forma”, respondió.

Cuando el fiscal preguntó si alguna vez había consultado a su tío sobre el tema, Eva Daniela dijo que sí. Más tarde quedaría claro que le creyó al represor: “Mi tío no tuvo nada que ver con la desaparición de mis padres ni con la apropiación de Victoria”, dijo consultada por el abogado defensor de Donda. También hizo suya la versión del acusado de su supuesto intento para que José María y Cori se fueran del país. “Mis papás no quisieron”, reprodujo lo que, recordó, le dijo su abuela paterna.

Eva Daniela sostuvo en su testimonio que se enteró “de más grande” que su mamá estaba embarazada al momento de su secuestro. Dijo que su abuela paterna “nunca” lo supo. “De haber sabido que tenía una hermana, no hubiera parado hasta encontrarla”, dijo. La pregunta provino de Guillermo Fanego, que representa al acusado Adolfo Donda y con quien Eva Daniela se sintió más en confianza para poder expandir su testimonio. A partir de entonces, sus respuestas empezaron a contar una historia, la de su crianza en el seno de la familia del marino.

Varias consultas de Fanego apuntaron a desmentir a la víctima del debate, a Victoria Donda Pérez, la beba que Cori parió en cautiverio, aunque no la nombró. Así, el hecho de que Cori estuviera embarazada al momento de su secuestro y su parto en la ESMA fueron “dudas” en la vida de Eva Daniela, según quedó establecido en su testimonio. Meses atrás, Victoria contó que el papá de ambas dejó una carta a Leontina, su abuela materna, contándole que su esposa estaba embarazada, pidiendo que busquen a ese bebé. Eva Daniela declaró que sus tíos maternos “creían” que el embarazo de Cori “no había llegado a término”. Que recién cuando el programa televisivo “Telenoche investiga” trató el caso, sus dudas resurgieron. No obstante, al momento de solicitar el resarcimiento económico que el Estado paga a hijes de detenides desaparecidos, el dato del embarazo de Cori estaba informado.

La testigo recordó que por pedido de la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo Alcira Ríos –quien la había patrocinado en el expediente de reparación económica–, Eva Daniela se había juntado con Lidia Vieyra, quien acompañó a Cori en el parto en la ESMA. A ella no le creyó: “Ella estaba más preocupada por preguntarme cosas de mi tío que contarme cosas de mi mamá, de quien solo me dijo que era linda y tenía pelo largo. Me contó del nacimiento de Victoria, que mi mamá le había puesto el hilito azul. Me pareció todo tan tirado de los pelos, me sentí muy incómoda”, concluyó.

Luego vino el encuentro con Victoria. “Todavía no se había hecho el ADN. Cuando la ví supe que era ella. La ví hermosa e igual a mí”, recordó. Luego hubo otro encuentro. Le llevó fotos, le pidió que se tocaran las manos y halló en las de Victoria “las mismas rayitas en los nudillos” que tiene ella. Y le pidió que se intercambiaran los zapatos: “Y sentir que era mío, sentir la forma del pie, el calor del zapatos», intentó completar la frase, pero tuvo que secarse las lágrimas primero.

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